“Decidimos convertir el dolor más grande en la mejor oportunidad de vida”

María Rosario Jimbo Orellana, mujer cuencana, auténtica, trabajadora, quien, con su sencillez, valentía y espíritu de solidaridad supo ganarse el cariño y respeto de cientos de mujeres que pasaban por su misma situación, un cáncer de seno.  “Charito”, a quien todos llamábamos con cariño fue la inspiración para que FUPEC naciera hace 12 años. Recibía su tratamiento en una pequeña sala en la que aproximadamente 25 personas entre mujeres, hombres y niños recibían su tratamiento al día y tenían que lidiar con los efectos que producía el “coctel de la vida” como se referían a la quimioterapia. 

Pensar en su futuro resultaba angustioso y mucho más al observar que sus amigas debían caminar desde muy temprano desde lugares distantes para llegar al hospital porque debían ahorrar el pasaje de bus, por si acaso, necesitaban comprar algo para su tratamiento. Algunas personas estaban tristes porque se sentían solas, otras perdían su cabello, pestañas y cejas mientras pensaban estar sentenciadas a morir.  

En este contexto, Diego, su hijo y fundador de FUPEC junto a dos voluntarios y su familia, empiezan a dar sus primeros pasos, adecuando un espacio del hospital con todo lo necesario para un ambiente cómodo, entregaron kits de alimentos, pelucas de cabello natural y lo más importante, escuchar a ellas y sus familias mientras esperaban en la sala del hospital Vicente Corral Moscoso. Fueron tardes llenas de alegría, calor de hogar, amistad, pero también de despedidas, pero estas ya no fueron tan tristes porque intentaron cambiar el significante de muerte y encontrar un propósito de vida. 

Charito, se sentía orgullosa al ver la labor y tres años después, tuvo su despedida final.  Con el corazón triste, llegaba la gran pregunta ¿Debemos continuar con FUPEC? En ese momento se decidió convertir el dolor más grande en una gran oportunidad de propósito de vida. Es así que el trabajo fue creciendo con los voluntarios profesionales y que actualmente tiene cobertura en todo el Ecuador. 

Como Familia FUPEC, tenemos el objetivo de acompañar de manera integral a las familias con personas con enfermedades catastróficas, mediante la asesoría médico, legal, acompañamiento psicológico y espiritual, cuidados paliativos domiciliarios, investigación, educación continua, campañas de promoción de hábitos saludables- detección oportuna y asesoría en la construcción de políticas públicas que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos en salud. 

En el último año, 2023, hemos impactado a 4750 personas de manera directa y 17420 indirecta y su impacto se hace más amplio al multiplicarlo por 12 años desde su creación.  Además, para brindar un mejor servicio contamos con alianzas locales, nacionales e internacionales lo que ha permitido ser reconocido por la Asamblea Nacional del Ecuador, Prefectura del Azuay y el Municipio de Cuenca. 

Con el tiempo, los retos son más grandes, seguir impactando desde el buen vivir hasta el buen morir, es por eso que actualmente asumimos el reto de crear el primer centro de acompañamiento integral para personas con enfermedades catastróficas y sus familias, como también llegar a más zonas rurales del país y seguir capacitando a los profesionales de salud. 

Así como lo retos se incrementan necesitamos de mucha ayuda y corazones dispuesto a servir y por esto te invitamos a unirte a nuestra familia, siendo parte del voluntariado. 

Acompáñanos a llevar un propósito de vida a las familias ecuatorianas.  

Con cariño, FUPEC, la familia que siempre te acompaña